SANTA MARÍA DO LEBOREIRO
El Camino Francés se adentra en Melide por la aldea de Santa María do Leboreiro. En el Códice calixtino (Codex Calixtinus, siglo XII) aparece como Campus Leporarius, que significa "monte de liebres". En 1185 el lugar es donado por Fernando II al monasterio de Sobrado. Tuvo hospital de peregrinos, documentado en el siglo XII, rehabilitado por Vasco de Ulloa en el siglo XV. Actualmente sólo se conservan del edificio dos paredes con los escudos de los Ulloa. Delante del antiguo hospital, un cabeceiro (hórreo) hecho con varas entretejidas recuerda los primitivos celeiros (graneros) para guardar el maíz.
La iglesia es gótica, aunque persisten en ella concepciones y motivos ornamentales característicos del Románico. Tiene nave rectangular y ábside circular. Destaca por su portada principal, con arco y arquivolta ojivales. En el tímpano aparece esculpida en altorrelieve la Virgen, sedente y coronada sosteniendo el Niño con ambas manos, que posa de pie sobre la pierna izquierda de la madre. A uno y otro lado aparecen esculpidos en bajorrelieve ángeles que aportan filacterios e incensarios. Los capiteles de las columnas de la portada representan basiliscos.
El acceso al presbiterio se hace a través de un arco triunfal de medio punto. En el testero de la nave hay un Agnus Dei, formado por un cordero y una cruz acrótera. El alero del ábside está ornamentado por una serie de canecillos con figuras y cabezas humanas y de animales y en el lateral sur tenemos unos canecillos sencillos, dos de ellos decorados con conchas de vieiras.
En el interior de la iglesia nos encontramos con una interesante colección de escultura religiosa de varias épocas y estilos. En el muro lateral izquierdo hay una imagen de la Virgen sedente, con el Niño en el regazo, en madera policromada, tal vez del siglo XIV. También se conserva un panel de pintura mural realizada en el segundo tercio del siglo XVI, con las representaciones de la Flagelación de Jesús, la Visitación de Santa Isabel y el Martirio de San Sebastián. La pared del arco triunfal tiene restos pictóricos de un Cristo crucificado.
Dejando O Leboreiro por la antigua calzada romana ya hacia Furelos, nos encontramos en Desicabo y sobre el río Seco, con un hermoso puente medieval de un solo arco.